El lupus eritematoso sistémico (LES) o simplemente lupus es un trastorno autoinmune crónico en el que el sistema inmunitario se vuelve hiperactivo y empieza a atacar a sus propias células y tejidos sanos. En el cuerpo humano normal, el sistema inmunitario proporciona protección contra antígenos e invasores extraños, como bacterias, virus y gérmenes. Sin embargo, en los pacientes de Lupus, el sistema inmunitario no consigue diferenciar entre las células sanas del organismo y los antígenos nocivos. Como consecuencia, los anticuerpos atacan a ambos tipos de células, lo que empieza a afectar a los órganos y sistemas del cuerpo, como las articulaciones, la piel, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones y la sangre. El lupus es una enfermedad inflamatoria que provoca síntomas generalizados como inflamación, dolor e hinchazón cuando el sistema inmunitario funciona mal. Empieza a destruir tejidos sanos en diversas partes y sistemas del cuerpo. El lupus puede ser de varios tipos, cada uno con su propio conjunto de síntomas, algunos de los cuales son temporales y otros duraderos. Por ejemplo, los síntomas del lupus cutáneo subagudo aparecen en los pacientes cuando se exponen a la luz solar directa. Actualmente, existen más de 20 síndromes neuropsiquiátricos causados por el LES, que provocan graves daños en las células nerviosas. Además, si no se trata a tiempo, el Lupus puede causar disfunciones graves en el organismo, como enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios, insuficiencia renal, lesiones cutáneas, EPOC y lesiones vasculares.